domingo, 7 de junio de 2009

LA VENA GENOCIDA DEL GOBIERNO APRISTA PERUANO

Soc. Anibal Chacón N.

Lo sucedido en en Bagua y otras zonas de nuestra amazonía no hacen más que demostrar la vena genocida del Partido Aprista Peruano. Ahora comprenderá nuestro amigo Eduardo a lo que me referia cuando calificaba de fascista a este gobierno. No pequemos de ser más papistas que el Papa, si bien es cierto la teoría nos indica que no se ajustan todas las características de lo que significa el fascismo; no podemos dejar de observar que se acerca bastante a lo que fue el fascismo en la Italia de Mussolini.

Como es conocido por todos hace unos días el gobierno, en contra de la legislación y la normatividad actual trato de apoderarse de un medio de comunicación para utilizarlo como un arma en contra de sus enemigos. No lo logró aparentemente, pero en la práctica lo controla lo mismo que a otros medios de comunicación a través del manejo de sus deudas con la SUNAT.

Este control y manipulación de la mayoría de medios de comunicación nacionales los utiliza ahora para decirnos medias verdades y mostrarnos solo una cara de la moneda. Se publicita las muertes de los policias, los cuales son lamentables; pero no se dice nada o se disminuye las verdaderas dimensiones de la masacre perpetrada contra el pueblo amazónico.

Los críticos de la justicia o no de los reclamos de nuestros hermanos amazónicos, parecen no comprender la verdadera importancia y trascedencia de los justos reclamos. Se ha promulgado una ley inconstitucional porque no se ajusta a derecho, esto es una cuestión que debe quedar muy claro. El meollo del asunto es que el gobierno quiere allanar el camino contra viento y marea, a las condiciones necesarias para que se implemente el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos. Una vez más se gobierna en base a oscuros intereses económicos extranjeros, traicionando la confianza del pueblo que les encargo la tarea de gobernar el país.

De lo que se trata es de defender el mundo que van a heredar las futuras generaciones. Se quiere depredar la amazonía y al parecer no se ha encontrado mejor camino que desapareciendo y asesinando a la población que la ha habitado por siglos.

Una vez más los gobiernos dictatoriales y/o autoritarios como el de turno quieren mantenerse en el poder sin importarles si tienen que vender las riquezas del país y sin pensar en el futuro de sus habitantes. El gobierno no ha aprendido las lecciones de la historia y no ha captado que los tiempos han cambiado, la población no es la misma que existia en el primer gobierno aprista; ahora la población no se va a dejar avasallar y pisotear como se hacia en el pasado, ha madurado políticamente y aunque no alcancemos el mismo desarrollo de algunos países de la región, podemos afirmar fehacientemente que ya no somos los mismos de hace 20 años.

Parte de la culpa la tenemos los costeños y serranos que desde siempre hemos fallado a la hora de enfrentar el terrorismo de Estado, siempre arrugamos cuando las papas queman. El qobierno pensó que iba a ser lo mismo con el pueblo amazónico, pero esta vez se equivocó y ha chocado con la horma de su zapato. Los nativos amazónicos no van a rendirse y van a luchar hasta la muerte. Cuando ellos dicen que se van a la guerra no estan diciendo bravatas, de verdad lo hacen porque la lucha por la vida y enfrentar a la muerte es parte de su vida diaria y forma parte de su idiosincracia.

Quizás si los costeños y serranos no nos hubieramos dejado avasallar repetidas veces, ahora esta situación no se estaría dando y la realidad social sería otra. Debemos aprender de esta lección de vida que nos están dando aquellos a los que muchos calificamos de ignorantes y salvajes.

Cada vez más las estrategias y el accionar criminal e ilegal de los apristas se parece más al de los fujimoristas lo que demuestra que son sus aliados en la práctica en este período. El terrorismo de este Estado genocida no pasará, es hora que la historia cambie y construyamos un nuevo país con una verdadera democracia. La Comunidad de Investigadores Sociales no puede permanecer en silencio e indiferente ante estos graves hechos que enlutan al país.