viernes, 13 de marzo de 2009

CASO UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DEL PERÚ

La Alegría nace de la Justicia y la Justicia nace del bienestar de todos.
El mundo es ancho y ajeno, Ciro Alegría.

Falta muy poco para la sentencia del ex dictador Alberto Kenya Fujimori por casos de violaciones a derechos humanos cometidos durante su reina de terror. Los casos por los que se le acusa son Barrios Altos y La Cantuta y el secuestro de dos personas. Pero sabemos que estos casos que fueron los únicos actos de violaciones de DD.HH. durante su mandato, son solamente los más conocidos. Por ejemplo están los casos: Familia Ventosilla, alumnos de la Universidad del Callao, Universidad del Santa entre otros. Pero es la Universidad Nacional del Centro del Perú la que ha sufrido más durante la tiranía de Fujimori y compañía. El número de víctimas que se registra en esta casa de estudios es superior a cualquier otra: según el informe final de la CVR son casi cien (100) las víctimas.

QUÉ PASÓ EN LA UNCP
A finales de los 80 las universidades peruanas estuvieron fuertemente politizadas. Grupos de izquierda “competían” por el control de éstas. Por el lado del estado la represión a los estudiantes estuvo a la orden del día. Desde los ingresos ilegales por parte de la policía y los militares durante el primer régimen de García hasta la intervención de las mismas mediante la instalación de Bases militares, ya en la década del 90. Así se mezcla un fuerte activismo estudiantil con una respuesta muy agresiva por parte del Estado. Pero esta respuesta no se quedó en las acciones anteriormente mencionadas sino que hubo otros medios para “acabar” con la actividad política al interior de las universidades, como las desapariciones forzadas, asesinatos, torturas, amenazas, etc. Asimismo es conocida la participación de grupos paramilitares.

El centro del país ni su Universidad fueron ajenos a estos flagelos. Pero nosotros sí podemos decir, apuntando con el dedo acusador, quiénes fueron los responsables de tanta barbarie: ésos son Fujimori y su cúpula corrupta y genocida, y por supuesto están también García y los búfalos.

En el caso de la UNCP las desapariciones y ejecuciones extrajudiciales se iniciaron como una ola, como un temporal. A mediados del año 1990 dos crímenes sacudirían Huancayo y el ámbito universitario nacional: el 8 de junio serían secuestrados el vice-rector de la UNCP, Jaime Cerrón Palomino, y su chofer, Armando Tapia; días después aparecerían sus cuerpos, con señales de tortura y con tiros en varias partes del cuerpo. Este sería el hito, el inicio de una demencial matanza. A mediados del mes de setiembre se registrarían 5 asesinatos más, ya estábamos en el gobierno de Fujimori. En octubre otros tres casos. Y, en los meses de noviembre y diciembre uno en cada mes. En total ese año hubo 12 asesinatos a integrantes de la Universidad Nacional del Centro del Perú.

Nunca la universidad había sido tan golpeada (claro que los ingresos policiales y militares eran comunes, pero algo de esa magnitud nunca). Pero ya dijimos: esto recién empezaba. En el año de 1991 registra el informe final de la CVR un muerto, pero el número de desaparecidos fue de 7, sumados a los otros 7 desaparecidos del año anterior, es decir de año 90.

El año de 1992 nuevamente el terrorismo estatal haría de las suyas en esta casa superior de estudios. Son 25 los casos registrados por el Informe Final de la CVR por Ejecuciones Extrajudiciales (asesinatos) cometidos por fuerzas militares o paramilitares. 11 desapariciones completan esta macabra cifra. Esta nueva ola de asesinatos y secuestros comienza en el mes de setiembre, es decir después del autogolpe de estado y cuando Fujimori gobernaba en el Perú como si fuese su chacra.
El año 93 sería solamente un apéndice de toda esta barbarie. Los asesinados fueron 2 y los desaparecidos 5.

El Informe Final llega a la conclusión que estos crímenes fueron cometidos por militares y grupos paramilitares por la forma de actuar en los secuestros y de los asesinatos: la mayoría de los muertos presentaba signos de tortura y muerte por traumatismo encéfalo craneano grave resultado de la perforación de bala; y en los desaparecidos éstos después de seguimientos eran sacados de sus casas o detenidos en la vía pública por sujetos encapuchados, con porte militar y en algunos casos con el mismo uniforme del ejército.

Este genocidio sistemático y organizado vino bajo directivas de los más altos mandos de poder del Estado. Fueron Fujimori y su cúpula quienes dieron las órdenes para proceder con tal saña y salvajismo. Es por eso curioso que este caso no haya sido uno de los muchos crímenes por los que se le imputa y por los que se le extraditó.

GRUPOS PARAMILITARES EN LA UNCP
En los casos de Barrios Altos y La Cantuta los autores de los atentados fueron miembros del grupo paramilitar Colina; pero no solamente en estos casos Colina tuvo participación. Existen indicios de que Colina también haya actuado en Huancayo y en especial en la UNCP, ya que algunos de sus miembros estuvieron destacados en esta zona a inicios de la década del 90. Y, la forma en que actuaban demuestra que era una organización “especializada” la que actuaba, con recursos y materiales no comunes a la población. Además, que las víctimas, al igual que en los casos de Barrios Altos y La Cantuta, eran supuestos “terroristas”. Como se ve existen muchas similitudes entre unos y otros casos.

Asimismo, éste no sería el único grupo paramilitar que haya tenido acciones en la región central del país sino también Rodrigo Franco durante el primer gobierno aprista y otros grupos o destacamentos de aniquilamiento más.

AÚN FALTA LA VERDAD
Los casos registrados en el informe Final de la CVR registran un aproximado de cien casos pero no son todos. El mismo informe señala que esos casos son los “conocidos”; según otras fuentes el número de víctimas ascendería a la escalofriante cifra de más 300. Es muy probable ya que muchas de las víctimas provenían de lugares distintos a Huancayo o Junín, los familiares en la gran mayoría de casos no denunciaron los delitos por temor a las amenazas que lanzaban los criminales amparándose en todo el poder que poseían.

Para que realmente haya una reconciliación es necesario primero saber la Verdad, esto implica estudios, investigaciones, que faltan hacer en este caso, UNCP, como en otros muchos más tanto bajo el gobierno de Fujimori, de García y de Belaúnde. La verdad, es una y es objetiva, no una verdad a medias de la cual nacerá la Justicia.

José Eduardo B. Gutarra
Huancayo, 11 de marzo de 2009.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hace 17 años, que, esta selectiva y ciega operacion de asecinatos en contra de dirigentes universitarios andinos del Peru, sigue sin resolverse;Falta tambien mencionar sobre la persecucion que sufrieron los familiares de la victimas, la orfandad de las autoridades Universitarias han dejado a la memoria de sus otrora lideres estudiantiles, elegidos democraticamente. Los responsables, primero a sicarios miembros del Ejercito Peruano ( Direccion de Inteligencia de Las Fuerzas Especiales ) ya que actuaron al margen del noble uniforme que llevan, por dinero y encargo asecinan con impunidad, destruyen vidas de UNIVERSITARIOS y familias en busca de gloria personal. Segundo, se debe tener encuenta que el Sr. Ing. Hector Riveros, hoy empleado del SENASA, reconocido terrorista arrepentido, continuo su vida y sus logros, por su elocuás colaboracion que tubo a favor de los sicarios de la FFAA, de señalar a todo dirigente univesitario que pudiese, a cambio de dinero, por lo tanto no debe ser tratado como victima, si no como terrorista arrepentido. Debemos devolverle la sonrrisa a Milagros, la alegria a Mirian. Por eso, publiquemos las fotos de cada una de las victimas con su nombre a lado, en cualquier medio, que sus asecinos vean los rostros de aquellos que aun despues de muertos, les siguen mirando, para que el gobierno los vea todo el tiempo, para que NO PASE DE NUEVO " ...ellos tres tenian, picanas, alambres de puas, alicates, palos, sogas, clavos y martillos.......yo solo, solo tenia .un ..un silencio " el desaparecido.